HISTORIA DE CEUTA: ISLAM (VESTIGIOS).

LA MURALLA CALIFAL (Siglo X)

Su construcción es ordenada en 957 por Abd al-Rahman III (al-Na?ir li-din Allah) siendo terminada en 962, por al-Hakam II al-Mustansir. La importancia que para los omeyas tenía Ceuta hizo que le diesen la máxima prioridad a la construcción de esta muralla para su defensa.

Tenía una planta rectangular de aproximadamente 350 por 200 m. protegía una superficie de unas siete hectareas en cuyo interior se alojaban el alcazar, la Mezquita Mayor, la alcaiceria con sus tiendas, la residencias de las principales familias, baños, etc. Aun son visibles varios tramos de los lados este, norte y oeste.

La muralla esta construida con sillares, en forma de hilada perfectamente horizontal, de calcarenita, llegadas posiblemente de la penínsular forran un núcleo de la murallas formado por cal y canto. Los sillares estan dispuestos a soga y tizón doble,al estilo cordobés y que en el tramo occidental superaba los nueve metros de altura posiblemente rematado por un parapeto almenado que serviría de protección para el paso de ronda.

Los lienzos de muralla estaban reforzados por torres macizas de planta rectangular a una distancia de unos 20 metros unas de otras estimandose en número de 16 en los flancos norte y sur y 9 en los flancos este y oeste.

De la muralla o cerca califal, solo se conservan algunos lienzos y cuatro torres en sus frentes occidental, oriental y norte siendo la más importante la Puerta Califal de acceso a la ciudad situada en la muralla occidental.

LA PUERTA CALIFAL (Siglo X)

La Puerta Califa de Ceuta cuyo nombre era Bab al-Azam o Bab al-Yadid (Puerta nueva), data del siglo X. Constituía la puerta de acceso a la medina de la ciudad en la época islámica y formaba parte del sistema defensivo de la misma junto con la gran muralla omeya, que fue iniciada por Abderramán III, que conquista Ceuta en el 931, y concluida por Alhaken II.

El elemento más destacado de la puerta es sin duda su arco exterior. La rosca descentrada como es habitual en este periodo presenta dovelas enjarjadas finas y largas sobre las que se ha conservado un enlucido de muy buena calidad con restos de pintura roja. Este arco se encuentra adelantado respecto al lienzo (Hita y Villada, 2004). El alfiz labrado en piedra sobresale unos centímetros sobre el plano y se proyecta sobre el lienzo que quiebra a la derecha. Sobre el alfiz, un hueco debe corresponder a una placa conmemorativa hoy desaparecida. La puerta, que sufrió varias remodelaciones, incluso en época medieval, puede identificarse quizá con la principal de acceso a la ciudad (Pavón, 1996).

El conjunto está conformado por tres puertas, tres bóvedas, dos torres y lienzos de muralla. En su subsuelo se han hallado restos romanos como un horno para la cocción de ánforas y varios despiezaderos de pescado que pertenecerían a la antigua fábrica de salazones de pescado que tuvo la ciudad en esta zona en los siglos I y II.

En 1415 Ceuta es ocupada por los portugueses que comprenden que la muralla omeya es demasiado estrecha para defenderse de la artillería enemiga. Por ello, sobre ella construyen entre 1541 y 1549 la actual Muralla Real portuguesa, mucho más ancha, haciendo que la omeya y la Puerta Califal quedasen "empotradas" en el grosor de la misma.

El 28 de Junio de 2002 y de forma casi accidental, en el transcurso de una visita realizada a la zona con ocasión de las "I Jornadas de estudio sobre fortificaciones" se produce el hallazgo de la Puerta Califal. Esta, de unos cuatro metros de anchura, cuenta con un arco de herradura enmarcado en un alfil y doble recodo, conservándose elementos de pintura y revestimientos que denotan la riqueza e importancia de la misma en la época califal.

LA MEZQUITA MAYOR (Siglo X)

Actualmente desaparecida, la Mezquita Mayor, según menciona al-Bakri, fue construida sobre una primitiva iglesia y tras la conquista portuguesa en 1415 transformada en Catedral.

La referencia más antigua a ella se remonta a 924 (Poco antes de la instauración del califato omeya de Córdoba en 929), en que que el muro de la qibla estaba mal orientado hacia la Meca. La torre de su alminar debió ser también de las partes más antiguas. En 1017/1018 se construyó su mimbar, lugar donde el iman se sube para dar los sermones, con 12 escalones, obra de arte singular. Todavía con los hammudíes, en 1034, se edifica la maqsura, lugar reservado al califa o iman durante las oraciones públicas, quizás un ejemplo más de la pretensión hammudí de hacerse con el califato. El emir almorávide Yusuf ibn Tasfin (1091) ordena al cadí ibn Isa, antecesor del cadí Iyad, que realizase una ampliación hacia el sur, en dirección al mar, quedando elevada su nave central respecto a las laterales. Estas reformas precisaron ocupar las tiendas que había alrededor, negandose sus dueños a desprenderse de ellas, prevalenciendo el derecho de construcción de la mezquita sobre el de los propietarios particulares (Serrano, 1998). Más tarde, Ali ibn Yusur encomienda al cadí Iyad una nueva ampliación hacia occidente. En 1215 continùan las obras (Serrano, 1998).

En el siglo XV las cinco primitivas naves de al-Bakri se han transformado en 22 en la descripción de al-Ansari. También del patio inicial se había pasado a dos, cada uno con su propio aljibe (Gozalbes, 1995). Tenía dos puertas, una al norte y otra al sur. Frente a la meridional se situaba la sala de abluciones (Mida al-Kubra). La qibla contaba con ventanales formados por vidrios coloreados unidos con plomo. Se le ha calculado una superficie de unos 1.785 metros cuadrados capaz de albergar a 3.900 fieles (Gozlabes, 1995) Estaba ricamente ornamentada, conservando aún en 1451 más de 180 columnas de mármol. Las puertas permanecían cerradas fuera de las horas de plegaria excepto la de la Justicia, reservada al cadí; la de los Muertos, situada al sudeste y que era utilizada para los servicios funerarios y otra reservada a profesores y estudiantes.

LOS BAÑOS DE LA PLAZA DE LA PAZ (Siglos XII-XIV)

Fueron descubiertos a principios de la década de los setenta del siglo XX por Carlos Posac tras procederse a la demolición de unas edificaciones antiguas, apareciendo una construcciones abovedadas utilizadas hasta ese momento como almacenes y que identificó como un baño de época islámica.

Las excavaciones realizadas evidenciaron tres momentos constructivos de época islámica (Hita y Villada, 2006): El primero corresponde a los restos de una vivienda y una calle anteriores a la construcción del baño fechadas en torno a siglo XI. El trazado de la calle hace que la construcción de algunas salas del baño tengan que adaptarse a ellas. El segundo data de los siglos XII-XIII y corresponde a la construcción del cuerpo principal del baño formado por estancias de planta rectangular con cubierta de bóveda de cañón y luceras cuadrangulares. Debido a la caida del terreno de sur a norte, para su edificación se procedió a rebajar el terreno, creando una terraza en la que el baño quedó parcialmente encajado en el subsuelo hecho que permitiría preservar el calor y facilitar el abastecimiento de agua. Y el tercero data de dominio mariní (Siglo XIV) el baño sufre una ampliación por el lado oeste que afecta a la zona de descanso y sala fría con la construcción de un cuerpo rectangular con alhanías en su dos lados menores y que se situa a una cota ligeramente superior. El baño sería abandonado tras la conquista portuguesa.

Se accede al baño a través de un patio porticado donde se encontraban las letrinas. Desde allí y a través de una puerta con arco de herradura se ingresa en la sala fría, con suelo de pizarra y un pilón de agua junto a la puerta. Al norte de esta sala fría se encuentra la sala templada con suelo de mármol. Desde ella y hacia el este se accedería a la sala caliente, con alhanías en sus lados menores. La caldera, leñera y horno se sitúan al este, junto a la sala caliente.

LA TORRE DEL HELIÓGRAFO (Siglo XIII)

Muy transformada en la actualidad. Podría ser una de las torres del lienzo que discurría por la Cortadura del Valle y que formase parte de una puerta de acceso a la ciudad desde el barrio de al-Mina y podría haberse construido en el periodo posterior a los almohades.

EL AFRAG Y LAS MURALLAS MERINIDAS (Siglo XIV)

El Afrag, Al-Mansura o Ceuta la vieja fue una ciudad palaciega, fundada por el sultán mariní Abu Said en 1328 situada entre los arroyos de Fez y del Puente, sobre unas lomas que dominan Ceuta, a una distancia relativa que servía tanto para defenderla como para vigilarla en caso de revuelta.

El afrag era una ciudad palatina, que servía como centro de gobierno mariní y campamento de tropas. En su interior se encontraba el alcázar real, jardines, báños, mezquitas, alhóndigas y viviendas.

Estaba rodeada por una muralla de diez a doce metros de altura coronada por almenas con torres rectangulares huecas de hasta 16 metros y con una separación entre unas y otras de unos 30 metros. Su perímetro era de dos kilómetros y estaba construida con tapial. Tenía tres puertas de la que solo se conserva la Puerta de Fez, construida de ladrillo y mampostería, con arco de herradura y cadeneta en el alfiz, era de codo simple flanquada por dos torres. En el exterior del Afrag se encontraban dos campos de tiros con arco y la zawiya al-Kubra para alojar forasteros que tuvieran que pasar la noche fuera de la ciudad.

LA MADRASSA AL-YADIDA (Siglo XIV)

La madrasa al-Shariyya de Ceuta fue creada en 1238, por Abu-I-Hassan Muhammad al-Gafiqi al-Sharri, un rico comerciante de la ciudad dedicado a la divulgación del saber levantándose en la medina próxima a los centros de poder. Fue la primera en occidente, anterior a las madrassas del Magreb (Segunda mitad del siglo XIII), a la de Málaga (En torno a 1330), y a la oficial de Granada (1348).

En 1347, el sultán Abu I-Hassan Ali mandó construir un segunda madrassa, llamada al-Yadida (La nueva). Ibn Marzuq dice de ella que era maravillosa con una construcción magnífica y decoraciones extraordinarias, obras de arte, pavimentos con dibujos de extraordinarios azulejos, mármoles polícromos, maderas tallas y agua en abundancia. Al-Ansari dice de ella que contaba con dos bibliotecas, una sala de abuciones y una mezquita magníficamente construida, muy espaciosa, con decoraciones admirables, con columnas de mármol y múltiples revestimientos de elevado precio y una sala de abluciones que es la más bella y mejor construida de la ciudad.

El edificio, con unas dimensiones modestas tenía una planta ligeramente rectangular, al que se añadía una casa rectangular bajo el alminar en su sector noroeste, junto a la entrada por la plaza de África. Su longitud total en el eje norte-sur sería de 25 m. y de 15 metros en el eje oeste-esteeste alcanzando los 19,4 con el añadido. El alminar situado al norte con tejado piramidal con decoración de azulejeos y arcos geminados en sus cuatro caras (Gómez Barceló 1998). Contaba con varias puertas de las cuales una se abría en el alminar y la principal hacia la plaza del Santo Cristo, al suroeste del edificio. La mezquita de la madrasa tenía tres naves, cubierta de tejas a dos aguas con orientación este-oeste y suelo de losas de barro. El acceso se hacía mediante una puerta ubicada frente al mirhab que debía ser poligonal y edificado sobre una pequeña plataforma.

En 1891, el edifico ya convertido en antiguo convento de los Trinitarios fue derribado y parte de sus restos más significativos (columnas, tablas, vigas, canecillos, paños de alfarjía, etc) fueron depositados en el Museo de Cádiz donde permanecieron hasta su retorno a Ceuta en 1995.

VIVIENDAS DE HUERTA RUFINO (Siglo XIV)

En 1995, con motivo se unas obras realizadas en el Recinto Sur, se localizó allí un conjunto de viviendas que fueron ocupadas al menos desde el siglo XIV (Hita y Villada 1996, 2000 a, 2000 b).

Se encontraban situadas en una zona de pendiente con terrazas, siendo su planta rectangular con una entrada en codo simple o doble y patio central entorno que ocupaba la mayor parte de la superficie y en torno a cual se situaba las habitaciones, cocina y letrina. Disponían de cubiertas de tejas que permitía la evacuación del agua de lluvia en aljibes. Su paredes se hallaban ornamentadas con pinturas al temple. La superficie media de las viviendas oscilaba entre los 50 y 10 metros cuadrados aunque se han hallado algunas fusionadas. Se encontraban dispuestas formando calles rectilineas de diferente anchura. (Hita y Villada, 2002 b). Estas viviendas fueron abandonadas por sus ocupantes el mismo día de la ocupación portuguesa, habiendose encontrado en su interior vajillas y otros elementos domésticos.

En estas viviendas, abandonadas en el momento de la conquista portuguesa, fue recuperada gran cantidad de vajilla y otros elementos característicos del ambiente doméstico muy bien conservados, que parecen señalar la precipatada huida de sus habitantes. Otras excavaciones arqueológicas realizadas en las inmediaciones parecen indicar que podrían haber sido reocupadas posteriormente debido al aumento de población en la ciudad.

FUENTES

HISTORIA DE CEUTA: DE LOS ORÍGENES AL AÑO 2000 (José Manuel Hita Ruiz, Fernando Villada Paredes) Año 2009